lunes, 29 de julio de 2013

AHORA SÍ, CENTROAMÉRICA



Salir de Costa Rica nos costó y mucho. Dejar a atrás uno de los países con mayor naturaleza no es agradable pero, como siempre, debemos seguir. Llegamos a la frontera y Nicaragua nos recibe en su máxima expresión: calles destruidas, sensación de abandono en los edificios e impuestos ridículos por el solo hecho de estar ahí. Salimos de hacer los trámites y a unos pocos kilómetros vemos la Kombi de Lucho y Majo que están llevando de regreso a Pancho y Cata quienes los visitaron por unos días. Aprovechamos para despedirnos nuevamente y con Kombi Sudaca nos vamos a San Juan del Sur, un pequeño y pintoresco pueblo costero que a fuerza de un viento insoportable nos obliga a pasar solo una noche.
Rancho en la playa.

Salimos hacia San Jorge con la idea de cruzar en ferry hacia la isla de Ometepe, pero después de confirmar una nueva rajadura en el tren delantero del auto nos vamos al chapista y rápidamente da solución al problema así que ese mismo día salimos hacia la isla.



Ometepe es una isla en forma de ocho y tiene de particular dos volcanes que se destacan a la distancia. Está rodeado del Lago Nicaragua, el más grande de este país. Se pueden hacer caminatas por las desoladas y extensas playas y luego meterse en las cálidas aguas del lago. El lugar que elegimos para vender fue quizás el más maravilloso hasta ahora ya que hay una piscina natural llamada Ojo de Agua y entre venta y venta nos dábamos un chapuzón. La tranquilidad de la isla es poco habitual por estos lados pero igualmente decidimos acampar en un camping que nos regala una grata sorpresa: el reencuentro con Bruno y Camila, los uruguayos con los que cruzamos de Colombia a Panamá. Junto a ellos estaban Vero y Javi, una pareja argentina que también está de viaje. Mate, guitarreada, noche de show con luces y fuego para , simplemente, pasarla bien.
Dias de full trabajo.




Nos vamos de la isla nuevamente con el ferry y nos dirigimos a Granada, una de las viejas y principales ciudades de Nicaragua junto con León. Se respira un aire de vieja elegancia colonial en sus calles y edificios mezclado con el típico desorden latino de mercados y ferias. La sensación de inseguridad se huele en cada esquina y nos genera ese extraño y ambiguo sentimiento de amor y odio. Amor porque es gratificante ver que todo no está diseñado al servicio de EEUU como sucedía en Panamá y Costa Rica, que se respira un aire latino y centroamericano, ese que quizá veníamos a buscar. Pero también odiamos dejar de sentirnos seguros y porque se percibe un nivel socio-económico más bajo que sus vecinos. Todo esto no es obra de la casualidad, la historia de Nicaragua estuvo marcada por los constantes intentos de control de ingleses y estadounidenses sobre sus tierras en busca del mayor tesoro: ¿Oro? ¿Plata? No, el control del río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua ya que juntos casi unen de manera natural los dos Océanos. Esto generó constantes luchas civiles y contra los invasores, la aparición del revolucionario Sandino y su posterior asesinato, la dependencia económica externa que impide un verdadero y sostenido desarrollo y la siempre presente corrupción interna dejaron huella en este país e hicieron de Nicaragua un país inseguro, latino y luchador pero que hoy nos muestra una realidad centroamericana más acorde a sus raíces. Particularmente me intrigó este país.





Mercado de Masaya.

Con más viajeros en la Cruz Roja.
En Granada estamos y luego de pasar unas noches en la Cruz Roja, de encuentros con más viajeros y arreglos en la Kombi de Lucho nos vamos para León, la otra ciudad históricamente importante. Nos sentimos más tranquilos aquí a pesar de ser una ciudad más grande. Despedimos por un tiempo a Majo ya que se va a visitar a la familia. La encontraremos más adelante y esperamos con ansias ese momento del reencuentro… ya que nos prometió traer cosas ricas de Argentina.







No hubo grandes ventas, solo unos paseos por el centro de la ciudad y salimos hacia Honduras costeando la cadena de volcanes que se impone con respeto. Otro país nos espera y con muchas ganas hacia allí vamos.