miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿SENSACIÓN DE INSEGURIDAD?




Nuestro nuevo destino es Honduras, país que tiene una buena extensión de costa en el caribe y una pequeña “colita” en el pacífico. Por ahí pasamos ya que la idea es llegar a El Salvador rápidamente. Este tramo del país se podría atravesar en el día, pero decidimos quedarnos una noche. Luego de los trámites fronterizos tomamos la ruta, si así se la puede llamar ya que quizá fue la peor carretera del viaje. Pozos por donde uno imagine nos mantuvieron entretenidos un buen rato hasta llegar a una ciudad llamada San Lorenzo (es mi destino) y luego de comer algo el patio lateral de la iglesia se convirtió en nuestro hogar transitorio.


A la mañana siguiente salimos nuevamente rumbo a la frontera ya que El Salvador nos esperaba. Rara fue la sensación de dejar atrás un país sin conocerlo, sin despedir amigos  o enamorarse de algún lugar pero a veces nos guiamos por lo que nos dicen y las referencias de Honduras no eran las mejores en cuanto a seguridad, sumado a que los lugares más interesantes para visitar se encontraban lejos de donde estábamos. Cuestión que ganaron nuestros prejuicios y cruzamos. El Salvador es un pequeño país que mira al Océano Pacífico y que tampoco tiene una gran reputación. Violencia, maras, armas y todo eso fueron llenándonos los oídos pero esta vez decidimos quedarnos. San Miguel fue la ciudad donde paramos y allí nos esperaba Mario Posadas, mecánico e integrante del club VW con quien pasamos unos días en su taller. No sé por qué pero si estoy en un taller algo le hago a Fusca, con lo cual emprendimos pequeños arreglos junto a Lucho y su Kombi aconsejados por Mario.




San Miguel no es una ciudad turística con lo cual no hay mucho que mostrar, pero nos permitió compartir nuevamente almuerzos, charlas y caminatas, contactarse con la gente del lugar y empezar a conocerlos. Ya todo no es tan ajeno, tan inseguro. Nos despedimos de Mario, del taller, de sus perros  y partimos hacia el mar. En poco tiempo llegamos a El Coco, una de las primeras playas y de ahí comenzamos a subir por la carretera. Conocimos playa La Libertad y El Tunco, donde pasamos unos días intentando vender algo.


Mercado en La Libertad


En la ruta.
Aunque parezca raro, el cementerio tiene vista al mar.



Playa El Tunco.
Por recomendación de gente del club VW que de casualidad nos cruzamos, fuimos a Santa Tecla, ciudad anexa a San Salvador. La primera impresión no fue buena ya que era difícil parar a dormir, pero preguntando se llega a cualquier parte y, aconsejados por un militar, fuimos a la alcaldía. Increíblemente nos recibieron de maravilla, nos dejaron acampar en el parque Cafetalón y nos reservaron unos lugares para exponer el viaje en la feria gastronómica y artesanal que se realiza el fin de semana. Santa Tecla invirtió en los últimos años en seguridad y cultura generando una especie de oasis donde te sentís bien en la calle, seguro, con lugares para comer, tomar algo o hacer deporte. ¿Centroamérica? ¿El Salvador? ¿Un lugar seguro? Si, o no. No lo sé. De golpe nos encontramos con un montón de gente dispuesta a ayudar, amable, que sabe de la violencia real pero también sabe ofrecer ayuda. En la calle hay menos violentos de los que nos dicen y más gente honesta de la que pensamos, solo que debemos ser medidos en transmitir lo que vivimos. No nos pasó nada en Nicaragua, ni en Honduras ni en El Salvador, no vimos la violencia cara a cara. Eso no quiere decir que no la haya, los muertos son reales y las lágrimas de los familiares queman como ácido, pero juzgar un país o una región a la distancia solo guiándonos por la experiencia de algún relator de turno nos hacen ver una realidad deformada, o formada a los intereses o sensaciones de otros. Conocer gente, hablar con ellos y compartir momentos nos acercan al lugar donde estamos, y cuando empezás a quererlo lo sentís propio y es ahí donde la inseguridad toma la verdadera dimensión. Somos responsables de lo que transmitimos ya sea en textos, en palabras o en pixeles. Prejuzgamos y pasamos rápidamente Honduras mirando por la ventana, sin dejar una huella, un amigo a quien recordar solo porque nos dijeron “es peligroso”, enfrentamos la situación en El Salvador y nos abrieron los brazos como al hermano que viene de viaje. Tendremos más cuidado de ahora en adelante a la hora de escuchar y de decidir qué hacer. Las malas noticias viajan en ovni y las buenas en carreta, nunca lo voy a entender.


El Cafetalón.


Iglesia El Carmen.
Festival gastronómico.




Al terminar el fin de semana nos vino a buscar Armando Chávez, integrante del club VW de San Salvador y nos fuimos para allá. Daniel el mecánico nos recibió en el taller y nos quedamos unos días recorriendo la ciudad y compartiendo uno de los momentos más gratos con Armando que se desdoblaba entre su trabajo y sus ganas de llevarnos a todos lados. ¡¡¡Gracias muchachos por todo, seguro nos vemos adelante!!!

Comiendo pupusas.


San Salvador de noche.

En el taller.
El próximo destino es Santa Ana y para variar nos recibió la gente de VW. Con Beto a la cabeza del grupo fuimos la primera noche a disfrutar a orillas del lago y al otro día nos fuimos a lo de Jonhy, quien nos recibió con su familia y nos aguantó unos cuantos días. En caravana con la gente del club salimos a recorrer algunos pueblos cercanos y tuvimos nuestro primer contacto con el mundo maya cuando visitamos las ruinas de Tazumal. Terminamos a puras pupusas y cervezas en lo de Keko. ¡¡¡Gracias nuevamente club VW!!!

Santa Ana.


Con la familia Volkswagen.












Con Keko y Jhony.

Con Beto.

Con Jonhy y su mamá, la mejor cocinera de chocobananos!
Se terminó Santa Ana y con ello El Salvador. Lo que pensamos iba a ser un recorrido de diez días se transformó en un mes. Cuando las personas de buen corazón aparecen no hay inseguridad ni violencia que las enfrente.

2 comentarios:

Unknown dijo...

CO!!!! chicos, que lindo lo que están viviendo.

Buenas experiencias, y buena gente!!! se merecen eso y más. Uds son los mejores. Los queremos.
Flia. Antonioli: luz, gus, Matu, Paz y bebota en camino.

Unknown dijo...

Chicos que alegría poder leer tan hermosas anécdotas, nos alegramos mucho por todo el camino recorrido, quizás no nos recuerdan pero somos una familia que en febrero de 2012 nos cruzamos con ustedes en purmamarca, viviamos en hurlingham, esperamos poder compartir con ustedes vía blog el arribo tan esperado a lo de Nico...