lunes, 9 de julio de 2012

UN PICHIRILO SUELTO EN ECUADOR


Eramos pocos y parió la abuela.
No hay dos sin tres. Ya con nuestro amigo Walter a bordo, y después de pasar nuestra primera noche en la aduana, nos encaminamos hacia la sierra. La vegetación y las plantaciones de bananos nos avisan que estamos en Ecuador. Llegamos a Cuenca, una de las ciudades más importantes del país y en lo personal, una de las mas lindas del viaje. Cuenca combina perfectamente historia, modernidad, espacios naturales, tradición y arquitectura en la tercer ciudad más poblada del Ecuador.

De fondo, la Catedral y sus cúpulas, un emblema del centro de la ciudad. 


En un principio planificamos quedarnos sólo dos o tres días. Pero nos enteramos que casualmente comenzaban los festejos del Corpus Christi, fiesta religiosa en donde durante una semana se realizan misas celebrando la presencia de Cristo en la Eucaristía, y se arman ferias de dulces y artesanías alrededor de la plaza, donde por la noche la invaden luces y estruendos de fuegos artificiales. Probamos con nuestra venta de bijouterie y postales y nos fué muy bien. Al final nos quedamos casi 10 días. Se darán cuenta que la pasamos bien. Y que por más que uno planifique y quiera programar que va a ser de su vida, nos damos cuenta que algo de improvisación siempre suma. Para viajar hay que desestructurarse y estar preparados para adaptarse a las situaciones que se nos presentan. Cuando entramos a Ecuador pensamos que en 20 dias lo recorreríamos y que el mes de julio nos encontraría en Colombia. Con el tiempo nos fuimos alejando de esa idea original y reprogramando la ruta a seguir.

Ser o no ser hippie. Esa es la cuestión.
LLuvia de chispas en el medio de la muchedumbre.

Feria de dulces.
Otra de las cosas que hicimos en Cuenca fue aprovechar los espacios verdes cuando el sol salía y las nubes lo permitían. Cada vez que podíamos nos íbamos al Parque El Paraíso a armar artesanías, a comer barato (había menúes por 1,25 dolares) y a practicar yoga. (Fede ausente en las clases por carecer del gen de la elasticidad).


Parque El Paraíso.


Ruinas de Pumapungo.
Guacamayos del Zoo de las Ruinas.
 Una de las noches que hicimos feria, como siempre nos ponemos a conversar con gente que se interesa por el viaje. Así conocimos a Mauricio, un cuencano muy servicial que quería que compartamos algún momento antes de seguir viaje. Terminamos desayunando en su casa a la mañana siguiente y hablando sin parar. Un genio. Días después dejamos Cuenca para seguir viaje.

Con Mauricio y su hija. 
 Cuando nos despedimos de la familia y amigos tuvimos muchas promesas de viajes y encuentros en nuestra ruta, pero debo decir que la primera que cumplió la promesa de viajar para encontrarnos (sin contar a Walter) fue mi madre. Cuando estábamos en Cuenca, Antonia me avisa que puede viajar a Guayaquil a encontrarse con nosotros, y además asistir al recital de Ricardo Arjona, músico del cual es fanática. Pero fanática, fanática. A ver, para que se den una idea, mi mamá integra en Argentina un club de fans llamado Gitano Urbano, cuyos miembros están al tanto de nuestra travesía por América gracias a las redes sociales. Tal es así que en Guayaquil estábamos invitados  a hospedarnos todos los viajeros en la casa de Jonathan, amigo arjoniano de mi madre. De repente, después de haber estado casi siete meses navegando solamente dos en el bolido amarillo, en la calle codo a codo, nos convertimos en un equipo de 5 integrantes recorriendo Guayaquil: Fede, yo, y por orden de aparición: Walter, Jonathan y Antonia. Fuimos para todos lados con el Fusca.


Reencuentro en el aeropuerto de Guayaquil.
Una vez que nos encontramos con Jonathan y nos instalamos en su casa, fuimos a buscar a Antonia al aeropuerto, y sin darle tiempo a que desarme las valijas fuimos a almorzar y a encontrarnos en canal Uno de Guayaquil con Charlie y el Chino, que nos hicieron un reportaje para el noticiero de medianoche. Fue tanta la buena onda del camarógrafo y el periodista que la entrevista duró como hora y media y terminamos comiendo unas empanaditas en la puerta del canal.


El fin de semana aprovechamos para visitar los dos malecones, Las Peñas y su faro, el Parque Histórico, la plaza de las iguanas, el centro, hasta fuimos al cine y los muchachos se fueron a la cancha a ver Barcelona vs. Nacional. (Jonathan todavía se debe estar arrepintiendo de haberlos invitado, porque los mufas hicieron que Barcelona pierda el invicto)



Parque histórico. 

Antiguo mercado del Malecón.

Los Cinco Latinos.

En el Malecón 2000.

Parque de las Iguanas.
Comenzamos la semana con ganas de ir a la playa. El lunes agarramos la ruta del sol y paramos en montañita. El lugar está plagado de argentinos  para donde se vaya. El mar y los atardeceres son increíbles, pero el clima no nos fue del todo favorable y la mayoría de los días lloviznaba. Aún asi, no dejamos de disfrutar del lugar, de la gastronomía y de nuestros nuevos amigos que estaban hospedados en el mismo lugar que nosotros. Toda una banda a lo Clave de Sol.

Montañita.

Puerto López.


Avistaje de Ballenas.

Le pusimos ondaaaaa!!!
El lunes regresamos con Fede y mi madre a Guayaquil por motivos varios. Teníamos otra entrevista con un periodista del diario Metro Ecuador, de distribución gratuita. Y además teníamos que despedir a Antonia que ya se marchaba para Argentina. Pero por un error de cálculos perdió el avión de vuelta y nos volvimos a la casa de Jonathan. No hay mal que por bien no venga, reprogramamos el viaje y nos fuimos una semana a Baños, lugar que reiteradas veces nos recomendaron, con muchos atractivos naturales y  destacadas cascadas. Qué es obligatorio hacer ahí? Bañarse en las aguas termales y hacer la ruta de las cascadas.
En Baños, nos hospedamos en el Hostal El Edén, invitados por Karina de Cuenca, que en la feria se acercó a nosotros y nos regaló unas noches de sábanas y toallas limpias!!!! Gracias totales!!!
Nos quedaron pendientes visitar otros lugares pero se complicaba con la lluvia que nos seguía desde la costa. Quedará para otro viaje!

Despedida de Guayaquil, con Lucy, la mamá de Jonathan, que nos recibió como si fueramos familia. Una grande!!!

Entrevista con Metro Ecuador.

Catedral de Baños.
Cascada Manto de la Novia.
Cascada El Pailón del Diablo.
Una semana después, esta vez sí, nos despedimos de mi mamá. En esta oportunidad pudo tomar el avión que la vez anterior no quizo abordar. Estoy convencida que todo pasa por algo y todo tiene un porqué. Está en nosotros tener la mente abierta para descubrirlo.  



1 comentario:

paola dijo...

parece que tuvieron una linda experiencia en Ecuador, la verdad es que es un país para recorrer completo, yo hice muchos viajes a Guayaquil pero me falto visitar quito, islas galapagos y bogotá que son lugares que me encantaría ir por sus atracciones turísticas