lunes, 10 de diciembre de 2012

DE DERECHA A IZQUIERDA


Corría la Revolución Francesa y la lucha de clases era inminente. Girondinos y Jacobinos discutían sobre sufragios, derechos y poderes. En las deliberaciones de la asamblea los primeros, más conservadores y moderados, se sentaban a la derecha del recinto. Los segundos, apoyados por las clases populares, lo hacían a la izquierda. De ahí la división de ideologías que aún hoy perdura.
En cualquier charla de café cuando se habla de política, según las opiniones de cada uno, es característico catalogar y decirle al otro “vos sos de izquierda” o “sos de derecha”, cuando en realidad simplemente emitimos una opinión, un parecer. Sin embargo, más de doscientos años después de la revolución francesa, seguimos clasificándonos según el modelo Francés. ¿Tan fuerte es nuestra influencia europea que no somos capaces de armar nuevos modelos ideológicos que nos identifiquen, que nos representen como latinoamericanos? ¿Debemos seguir tomando distancia con nuestro vecino, ya sea una persona, un estado o un país, por el hecho de pensar políticamente diferente? Y si pensamos diferente ¿Realmente somos tan diferentes?
Estamos dejando Colombia para cruzar a Venezuela. Y como vecinos que son, las relaciones fluctúan dependiendo del presidente de turno. Los últimos gobiernos de Colombia, y según estos viejos modelos ideológicos, son de derecha. Gasolina y peajes súper caros en carreteras rotas y sin rutas alternativas, llegada de grandes capitales extranjeros para explotar los recursos del país (en nombre del capital) o de grandes tiendas sin importar los pequeños comerciantes,  son algunos de los problemas que se viven por estas tierras. Del otro lado los peajes brillan por su ausencia, la gasolina es la más barata del mundo pero la falta de orden, la ausencia de entidades privadas que motiven la competencia, la debilidad de las instituciones y los excesos de un gobierno popular se presentan como algunos de los problemas de la socialista Venezuela ¿Y en el medio? Simplemente personas que sin importar la ideología de turno comparten las mismas tradiciones, la misma música, la misma forma de hablar, de sentir. Por supuesto que quienes teorizaron sobre el tema en Europa jamás tuvieron en cuenta que en un continente lejano y sin llevar a sus espaldas la carga de cientos de años de monarquías, cristianismo y revoluciones, se iban a separar por las mismas ideologías que ellos plantearon. Entonces, si no fueron hechas para nosotros ¿por qué las repetimos? ¿Por qué no tomamos lo mejor de cada una, porque por supuesto que tienen cosas para copiar, e inventamos un nuevo concepto, una nueva forma de pensar, más nuestra, más latina, que nos represente en el mundo? Está claro que nuestros gobiernos, de izquierda o de derecha, muestran constantemente errores sin importar lo que suceda. Entonces quizá es hora de buscar quien nos represente, como latinoamericanos, sin mirar a Europa o a EEUU que suficiente tienen con sus problemas de “primer mundo”.
Como ejemplo de unidad nos encontramos en la frontera de Cúcuta-San Antonio. Y ahí uno no reconoce quien es colombiano ni quien es venezolano. Es constante el paso en ambos sentidos. Pero para nosotros no, todo tiene su tiempo. Más de seis horas nos lleva hacer los trámites (record de lentitud sudamericana) en la aduana venezolana. Obviamente, cinco autos para todo un día es mucho trabajo. Por suerte estamos con Tata, que nos acompaña, Michel, Claudia y se suman Gerard y Savín, una pareja de franceses que con su Iveco están recorriendo América también. Nos recibieron y nos ayudaron la gente de Kafer club Ureña y de Auto Repuestos Luz, nos llenaron de regalos y nos dieron una mano bárbara. Fue el anticipo de lo bien que nos tratarían en Venezuela.

Bienvenida en Venezuela. 
Se hizo de noche pero igualmente salimos en caravana hacia San Cristóbal, ya que ahí nos esperaba la gente del club. Robert nos recibió, nos prestó su casa y junto a su familia pasamos unos días increíbles. Lamentablemente teníamos que llegar a Valle de la Pascua para el evento de Volkswagen, así que nos tuvimos que despedir, pero nos veríamos en el evento. A quien no vimos más fue a Tata, ya que nos fuimos a conocer la ciudad y ella debía hacer unos trámites, con lo cual no pudimos despedirnos. ¡¡¡Gracias por todo!!!

Estadía en San Cristóbal.
Gerard y Savín se fueron para Mérida y nosotros seguimos con la Combi hacia Valle de la Pascua. Bajamos a los llanos, el calor se hace sentir, las rutas se vuelven planas y con pocas curvas, me hacen recordar a la pampa argentina. La presencia de Chávez está en cada esquina, en la ruta, en todos lados. Las elecciones presidenciales lo dieron por ganador y la mitad del pueblo festeja. Su imagen se repite una y otra vez invitando a todos a la revolución, a vivir en socialismo. Unos ruiditos en el freno trasero me hacen olvidar “al comandante” y paramos en Socopó donde nos recibe la gente del club quienes nos dan una gran mano y nos arreglan todo rápidamente para que podamos seguir. ¡¡¡Mil gracias!!!

Los mecánicos detectando y solucionando el problema en los frenos de la rueda trasera.
Llegamos el jueves a Valle de la Pascua y nos dirigimos de inmediato al predio donde se hace el evento. Todos están en vísperas del festival, igualmente se hacen un espacio para recibirnos, agasajarnos y hacernos sentir en familia. Oswaldo alias “Paca-Paca”, nos brinda la comodidad de su casa y nos quedamos los tres días del evento. Las ventas fueron buenas pero mucho mejor el apoyo y cariño de la gente de todos los clubes. Nos llevamos teléfonos, regalos, fotos y todo lo que se imaginan. El evento reunió unos trescientos autos y todo se desarrolló con normalidad. Nos hicieron algunos reportajes y nos invitaron a conocer sus ciudades. Esperemos cumplir con la mayoría.

Con Paca Paca y el presidente del club Valle de La Pascua.


El evento convocó alrededor de 300 volkswagen.
Después de revisar el auto nos despedimos de Paca Paca y su familia y salimos hacia Ciudad Guayana. Seguimos recorriendo los llanos, paramos en una estación de servicio y pasamos la noche. Al otro día salimos temprano y nos encontramos quizá con la ruta en peor estado de todo nuestro viaje. Un pequeño golpe en la llanta nos llevamos de recuerdo para que no nos olvidemos de ella.

Baches o huecos o pozos o como prefiera llamarles.
Para llegar a Ciudad Guayana hay que cruzar el famoso río Orinoco, uno de esos ríos que estudiás en geografía y vaya a saber uno por qué, quedan en el inconsciente. Hoy lo tenemos bajo nuestros pies, cruzamos el puente mucho más rápido de lo que pudimos memorizar en aquellos tiempos su nombre, en qué país estaba o donde desembocaba. Hoy lo que estudiamos toma la dimensión de lo real, no son palabras o dibujos en un libro, es el agua marrón corriendo con fuerza hacia el delta, hacia el mar Caribe.

Puente del río Orinoco.
En la ruta.
Llegamos a Puerto Ordáz y ahí nos recibió Neptalí, presidente del club Volkswagen Guayana. Lo conocimos en el evento, nos invitó y acá estamos. El y su familia tienen un negocio familiar de pastelitos así que nos dimos el lujo de probar unos cuantos sabores. Nos recibieron en su casa y nos invitaron junto a la gente del club con unas entrañitas a la parrilla y unas cervezas. Pasamos dos noches, conocimos algo de la ciudad, el parque la llovizna, la represa y el eco-museo del Caroní.

Metele que son pasteles!!!
Nos despedimos para ir a la Gran Sabana, pero nos veríamos a la vuelta ya que Puerto Ordáz es paso obligado para llegar al Caribe. Los llanos van quedando atrás, empezamos a subir y la vegetación se hace espesa. Luego de pasar por una especie de selva se abre de golpe la Gran Sabana, ese manto verde ondulante atravesado de ríos, rodeado de tepuys, saltos y selvas. Ubicada en el Parque Nacional Canaima, la Gran Sabana nos enamoró desde que llegamos. Tener la libertad de escoger un salto o una piscina natural, acampar y gozar de la tranquilidad de la naturaleza nos conecta rápidamente con el lugar. Mientras avanzás por la ruta ves de lejos la belleza de los Tepuys, una especie de mesetas elevadas que separan Venezuela de Guyana. El horizonte se extiende y te invita a caminar, a recorrer, a explorar. Todo es tan extenso que se hace imposible recorrer cada lugar, pero igualmente la semana que estuvimos nos alcanzó para llegar hasta el límite con Brasil, pisar tierra carioca, comer y volver a Venezuela. Seguimos por la ruta reconociendo cada comunidad indígena, pero luego de no llegar a un acuerdo con una de ellas para jugar un partido de fútbol contra los militares (mi préstamo cotiza en dólares y es demasiado para la economía venezolana), acampamos a orillas de una pequeña represa donde supuestamente estaban los peces más grandes de la Gran Sabana. Será cuestión de los desastres ecológicos, de la llegada del fin del mundo o vaya uno a saber, cuestión que no había peces en esas aguas. Y no solo lo afirmo yo, sino también Claudia, mi compañera de pesca. Juro que si había un solo pez, ese caía en mi anzuelo. Pero no pudo ser. De a poco nos vamos alejando, atrás va quedando uno de esos lugares que marcan nuestro viaje y que alguna vez esperamos volver.









Volvimos a Puerto Ordáz y lo que pensamos iba a ser una noche se transformó en cinco días. Neptalí nos organizó un encuentro en el río con el club Guyana y el club Bolívar, comimos un asadito con cerveza (no me canso de comer esto) y compartimos un domingo bárbaro. Nos entrevistaron la gente del periódico Primicia y radio La Mega, donde su conductor Carlitos Morales, fanático de los Volkswagen, nos invitó a cenar. ¡Gracias Carlos! Y para rematarla nos apoyaron con la venta de nuestros productos en el estacionamiento del centro comercial donde por suerte nos fue muy bien.

Domingo de asado y playa.

Con Nicolás comiendo.... milanesas!!!!!!!!!!
Con parte de la familia Papalí.

Feria en el Centro Comercial. 
Pero como siempre decimos, entre mejor la pasamos más dura se hace la despedida, así que nos abrazamos con toda la familia y la gente de Papalí y nos despedimos mal que nos pese. ¡¡¡Realmente estamos en deuda con todos, gracias por tanto cariño!!!
Antes de salir revisamos la alarma del auto y continuamos viaje, esta vez camino al Delta del Orinoco. Avanzamos hacia el norte, siempre hacia el norte, no hay derecha ni izquierda que desvíe nuestro camino.


3 comentarios:

OnSéKe dijo...

Saludos desde Ciudad Guayana esperamos que les vaya mucho mejor en su ruta.

Club VW Guayana

Walter Cornejo dijo...

Muy bueno Capitan! muy bueno!
Esta pegando la curtida nomas!

abrazo enorme

firma: "El mochilero"

Marce dijo...

Que lindo ver tantos lugares por los que yo tambien estuve, estan muy cerca de la azulita, vayan, es magico ese lugar, busquen a coco y a angelica son malabaristas, van a conocer gente maravillosa y van a tener hospedaje, sigan, sigan y sigan fuerzaaa