Corría la
Revolución Francesa y la lucha de clases era inminente. Girondinos y Jacobinos
discutían sobre sufragios, derechos y poderes. En las deliberaciones de la
asamblea los primeros, más conservadores y moderados, se sentaban a la derecha
del recinto. Los segundos, apoyados por las clases populares, lo hacían a la
izquierda. De ahí la división de ideologías que aún hoy perdura.
En cualquier
charla de café cuando se habla de política, según las opiniones de cada uno, es
característico catalogar y decirle al otro “vos sos de izquierda” o “sos de
derecha”, cuando en realidad simplemente emitimos una opinión, un parecer. Sin
embargo, más de doscientos años después de la revolución francesa, seguimos
clasificándonos según el modelo Francés. ¿Tan fuerte es nuestra influencia
europea que no somos capaces de armar nuevos modelos ideológicos que nos identifiquen,
que nos representen como latinoamericanos? ¿Debemos seguir tomando distancia
con nuestro vecino, ya sea una persona, un estado o un país, por el hecho de
pensar políticamente diferente? Y si pensamos diferente ¿Realmente somos tan
diferentes?
Estamos
dejando Colombia para cruzar a Venezuela. Y como vecinos que son, las
relaciones fluctúan dependiendo del presidente de turno. Los últimos gobiernos
de Colombia, y según estos viejos modelos ideológicos, son de derecha. Gasolina
y peajes súper caros en carreteras rotas y sin rutas alternativas, llegada de
grandes capitales extranjeros para explotar los recursos del país (en nombre
del capital) o de grandes tiendas sin importar los pequeños comerciantes, son algunos de los problemas que se viven por
estas tierras. Del otro lado los peajes brillan por su ausencia, la gasolina es
la más barata del mundo pero la falta de orden, la ausencia de entidades
privadas que motiven la competencia, la debilidad de las instituciones y los
excesos de un gobierno popular se presentan como algunos de los problemas de la
socialista Venezuela ¿Y en el medio? Simplemente personas que sin importar la
ideología de turno comparten las mismas tradiciones, la misma música, la misma
forma de hablar, de sentir. Por supuesto que quienes teorizaron sobre el tema
en Europa jamás tuvieron en cuenta que en un continente lejano y sin llevar a sus
espaldas la carga de cientos de años de monarquías, cristianismo y
revoluciones, se iban a separar por las mismas ideologías que ellos plantearon.
Entonces, si no fueron hechas para nosotros ¿por qué las repetimos? ¿Por qué no
tomamos lo mejor de cada una, porque por supuesto que tienen cosas para copiar,
e inventamos un nuevo concepto, una nueva forma de pensar, más nuestra, más
latina, que nos represente en el mundo? Está claro que nuestros gobiernos, de
izquierda o de derecha, muestran constantemente errores sin importar lo que
suceda. Entonces quizá es hora de buscar quien nos represente, como
latinoamericanos, sin mirar a Europa o a EEUU que suficiente tienen con sus
problemas de “primer mundo”.
Como ejemplo
de unidad nos encontramos en la frontera de Cúcuta-San Antonio. Y ahí uno no
reconoce quien es colombiano ni quien es venezolano. Es constante el paso en
ambos sentidos. Pero para nosotros no, todo tiene su tiempo. Más de seis horas
nos lleva hacer los trámites (record de lentitud sudamericana) en la aduana
venezolana. Obviamente, cinco autos para todo un día es mucho trabajo. Por
suerte estamos con Tata, que nos acompaña, Michel, Claudia y se suman Gerard y
Savín, una pareja de franceses que con su Iveco están recorriendo América
también. Nos recibieron y nos ayudaron la gente de Kafer club Ureña y de Auto
Repuestos Luz, nos llenaron de regalos y nos dieron una mano bárbara. Fue el
anticipo de lo bien que nos tratarían en Venezuela.
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Bienvenida en Venezuela. |
Se hizo de
noche pero igualmente salimos en caravana hacia San Cristóbal, ya que ahí nos
esperaba la gente del club. Robert nos recibió, nos prestó su casa y junto a su
familia pasamos unos días increíbles. Lamentablemente teníamos que llegar a
Valle de la Pascua para el evento de Volkswagen, así que nos tuvimos que
despedir, pero nos veríamos en el evento. A quien no vimos más fue a Tata, ya
que nos fuimos a conocer la ciudad y ella debía hacer unos trámites, con lo
cual no pudimos despedirnos. ¡¡¡Gracias por todo!!!
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Estadía en San Cristóbal. |
Gerard y Savín
se fueron para Mérida y nosotros seguimos con la Combi hacia Valle de la
Pascua. Bajamos a los llanos, el calor se hace sentir, las rutas se vuelven
planas y con pocas curvas, me hacen recordar a la pampa argentina. La presencia
de Chávez está en cada esquina, en la ruta, en todos lados. Las elecciones
presidenciales lo dieron por ganador y la mitad del pueblo festeja. Su imagen
se repite una y otra vez invitando a todos a la revolución, a vivir en
socialismo. Unos ruiditos en el freno trasero me hacen olvidar “al comandante”
y paramos en Socopó donde nos recibe la gente del club quienes nos dan una gran
mano y nos arreglan todo rápidamente para que podamos seguir. ¡¡¡Mil gracias!!!
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Los mecánicos detectando y solucionando el problema en los frenos de la rueda trasera. |
Llegamos el
jueves a Valle de la Pascua y nos dirigimos de inmediato al predio donde se
hace el evento. Todos están en vísperas del festival, igualmente se hacen un
espacio para recibirnos, agasajarnos y hacernos sentir en familia. Oswaldo
alias “Paca-Paca”, nos brinda la comodidad de su casa y nos quedamos los tres
días del evento. Las ventas fueron buenas pero mucho mejor el apoyo y cariño de
la gente de todos los clubes. Nos llevamos teléfonos, regalos, fotos y todo lo
que se imaginan. El evento reunió unos trescientos autos y todo se desarrolló
con normalidad. Nos hicieron algunos reportajes y nos invitaron a conocer sus
ciudades. Esperemos cumplir con la mayoría.
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Con Paca Paca y el presidente del club Valle de La Pascua. |
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El evento convocó alrededor de 300 volkswagen. |
Después de
revisar el auto nos despedimos de Paca Paca y su familia y salimos hacia Ciudad
Guayana. Seguimos recorriendo los llanos, paramos en una estación de servicio y
pasamos la noche. Al otro día salimos temprano y nos encontramos quizá con la
ruta en peor estado de todo nuestro viaje. Un pequeño golpe en la llanta nos
llevamos de recuerdo para que no nos olvidemos de ella.
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Baches o huecos o pozos o como prefiera llamarles. |
Para llegar a
Ciudad Guayana hay que cruzar el famoso río Orinoco, uno de esos ríos que
estudiás en geografía y vaya a saber uno por qué, quedan en el inconsciente.
Hoy lo tenemos bajo nuestros pies, cruzamos el puente mucho más rápido de lo
que pudimos memorizar en aquellos tiempos su nombre, en qué país estaba o donde
desembocaba. Hoy lo que estudiamos toma la dimensión de lo real, no son
palabras o dibujos en un libro, es el agua marrón corriendo con fuerza hacia el
delta, hacia el mar Caribe.
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Puente del río Orinoco. |
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En la ruta. |
Llegamos a
Puerto Ordáz y ahí nos recibió Neptalí, presidente del club Volkswagen Guayana.
Lo conocimos en el evento, nos invitó y acá estamos. El y su familia tienen un
negocio familiar de pastelitos así que nos dimos el lujo de probar unos cuantos
sabores. Nos recibieron en su casa y nos invitaron junto a la gente del club
con unas entrañitas a la parrilla y unas cervezas. Pasamos dos noches,
conocimos algo de la ciudad, el parque la llovizna, la represa y el eco-museo
del Caroní.
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Metele que son pasteles!!! |
Nos despedimos
para ir a la Gran Sabana, pero nos veríamos a la vuelta ya que Puerto Ordáz es
paso obligado para llegar al Caribe. Los llanos van quedando atrás, empezamos a
subir y la vegetación se hace espesa. Luego de pasar por una especie de selva
se abre de golpe la Gran Sabana, ese manto verde ondulante atravesado de ríos,
rodeado de tepuys, saltos y selvas. Ubicada en el Parque Nacional Canaima, la
Gran Sabana nos enamoró desde que llegamos. Tener la libertad de escoger un
salto o una piscina natural, acampar y gozar de la tranquilidad de la
naturaleza nos conecta rápidamente con el lugar. Mientras avanzás por la ruta
ves de lejos la belleza de los Tepuys, una especie de mesetas elevadas que
separan Venezuela de Guyana. El horizonte se extiende y te invita a caminar, a
recorrer, a explorar. Todo es tan extenso que se hace imposible recorrer cada
lugar, pero igualmente la semana que estuvimos nos alcanzó para llegar hasta el
límite con Brasil, pisar tierra carioca, comer y volver a Venezuela. Seguimos por
la ruta reconociendo cada comunidad indígena, pero luego de no llegar a un
acuerdo con una de ellas para jugar un partido de fútbol contra los militares
(mi préstamo cotiza en dólares y es demasiado para la economía venezolana),
acampamos a orillas de una pequeña represa donde supuestamente estaban los
peces más grandes de la Gran Sabana. Será cuestión de los desastres ecológicos,
de la llegada del fin del mundo o vaya uno a saber, cuestión que no había peces
en esas aguas. Y no solo lo afirmo yo, sino también Claudia, mi compañera de
pesca. Juro que si había un solo pez, ese caía en mi anzuelo. Pero no pudo ser.
De a poco nos vamos alejando, atrás va quedando uno de esos lugares que marcan
nuestro viaje y que alguna vez esperamos volver.
Volvimos a
Puerto Ordáz y lo que pensamos iba a ser una noche se transformó en cinco días.
Neptalí nos organizó un encuentro en el río con el club Guyana y el club
Bolívar, comimos un asadito con cerveza (no me canso de comer esto) y
compartimos un domingo bárbaro. Nos entrevistaron la gente del periódico Primicia
y radio La Mega, donde su conductor Carlitos Morales, fanático de los
Volkswagen, nos invitó a cenar. ¡Gracias Carlos! Y para rematarla nos apoyaron
con la venta de nuestros productos en el estacionamiento del centro comercial
donde por suerte nos fue muy bien.
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Domingo de asado y playa. |
Con Nicolás comiendo.... milanesas!!!!!!!!!! |
Con parte de la familia Papalí. |
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Feria en el Centro Comercial. |
Pero como
siempre decimos, entre mejor la pasamos más dura se hace la despedida, así que
nos abrazamos con toda la familia y la gente de Papalí y nos despedimos mal que
nos pese. ¡¡¡Realmente estamos en deuda con todos, gracias por tanto cariño!!!
Antes de salir
revisamos la alarma del auto y continuamos viaje, esta vez camino al Delta del
Orinoco. Avanzamos hacia el norte, siempre hacia el norte, no hay derecha ni
izquierda que desvíe nuestro camino.
3 comentarios:
Saludos desde Ciudad Guayana esperamos que les vaya mucho mejor en su ruta.
Club VW Guayana
Muy bueno Capitan! muy bueno!
Esta pegando la curtida nomas!
abrazo enorme
firma: "El mochilero"
Que lindo ver tantos lugares por los que yo tambien estuve, estan muy cerca de la azulita, vayan, es magico ese lugar, busquen a coco y a angelica son malabaristas, van a conocer gente maravillosa y van a tener hospedaje, sigan, sigan y sigan fuerzaaa
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