jueves, 21 de junio de 2012

LUGARES PERDIDOS


Cuando planeas un viaje de este tipo agarras un mapa, de América en este caso, y empezás a buscar y unir lugares conocidos, turísticos. Ese instante debe ser de lo más excitante, comparado en mi caso al momento de diseñar, ya que todo puede ser. Tu dedo recorre kilómetros y va de una punta a la otra sin trabas, peajes, peligros ni nada que te pueda detener. Solo tu imaginación o tus miedos te limitan. “De Cusco a Machu Picchu, de ahí a Nazca, después Lima y de ahí a la selva amazónica” algo así pensamos con Vicky a la hora de armar el viaje. Pero la realidad te pide una mayor organización ya que el poder del “dedo viajero” muere cuando ponés primera y te das cuenta que no llegas de un tirón. Ahí comienza otro viaje, el de las dudas, las incertidumbres y las ciudades o pueblos desconocidos que te sorprenden por una u otra cosa. Y algo de eso pasó en nuestro camino a la selva.
Salimos de Cajamarca y nuestro destino era Chiclayo, ciudad cercana a la costa del pacífico. Teníamos como contacto a la gente de CAVE, así que llegamos y los esperamos tranquilamente en un shopping, conectados a internet para no perder la costumbre. En eso llegaron Cecilia primero y Jorge después, integrantes del club. Amena charla de presentación y a juntarnos con los demás ya que justo llegamos el día de reunión general. Presentación, foto en grupo y nos vamos todos a cenar y conversar.

Reunión con CAVE Chiclayo.
Invitaciòn a cenar de la familia Cave Chiclayo.
Chiclayo tiene por slogan “la ciudad de la amistad”, y lo que parece una frase de compromiso la gente de CAVE la hizo realidad. La ciudad tiene su centro pintoresco, el mar pacífico a unos 10km pero nada de eso se compara a los tres días que pasamos con este grupo. Nos recibieron Michael y Sarita en su casa y realmente estuvimos muy a gusto. Desayunos, almuerzo y cenas de pura charlas y risas.

Con Sarita y Michael.
Nos fuimos con los chicos, Cecilia y sus hijas al mar a pasar la tarde. Mirar el atardecer en el pacífico y ver el sol enterrarse en el horizonte va a ser uno de los momentos que seguramente más vamos a extrañar.

Playa de Pimentel.
Después de unos ajustes a Fusca (para no perder la costumbre) nos despedimos de la gente del club. Pocos días, mucha amistad. Chiclayo no quedará en nuestras memorias por sus montañas, lagos o nieve, pero si por hacerle honor a su slogan “La ciudad de la amistad”.
Hicimos unos pocos kilómetros y fuimos al museo del “Señor de Sipan”. Ubicado en Lambayeque, pueblito lindero con Chiclayo, llegamos por varias recomendaciones. La verdad que el museo es de primer nivel. La muestra permite ver antiguas tumbas descubiertas a gran profundidad donde varios gobernantes de esa región fueron sepultados con joyas, oro y un sinfín de objetos de valor. Lamentablemente no te dejan sacar fotos en el interior, pero se los mostramos por fuera.



El museo se encuentra entre los diez mejores del mundo.
Pero la sorpresa fue encontrarnos con Cecilia. Como no nos pudimos despedir, vino ella a saludarnos y nos regaló un último momento de alegría. ¡¡¡Gracias Ceci!!!

Con la Presidenta de Cave Chiclayo.
Salimos del museo y encaramos para la selva. Paramos en un peaje a dormir (hemos aprendido que los peajes son excelentes paradores, policía y baños toda la noche) y al otro día llegamos a Lámud, un pueblito donde estuvo Walter hace unos años y nos contactó con Roxi quien nos va a hospedar. 

Camino a Lámud.
Cosas de pueblo, Roxi nos dijo que preguntáramos por ella en cualquier lado que nos iban a decir donde vivía. Y eso ocurrió. Esquina cualquiera, mujer cualquiera y la pregunta que surge: “Buscamos a Roxana Mori ¿sabe dondé vive?”… “sí, suba dos cuadras bla, bla, bla.”  Todos saben todo. Y nos encontramos con Roxi, “personaje bíblico” como alguna vez nos dijeron de alguien.
Lámud es un pueblo escondido entre montañas, solo paz y tranquilidad se puede obtener si uno lo visita. Con gran cantidad de ruinas, de las cuales visitamos un puñado, el tiempo se mata comiendo, charlando o bebiendo un poco de alcohol.
La lista de visitas es grande: Cavernas, pueblo de los muertos, Sarcófagos y hasta un molino de piedra. Sí, Don Cesáreo construyó un molino que funciona gracias a un desvío de un río que el mismo construyó. Una perfecta obra de ingeniería, que además da electricidad a una pequeña carpintería. ¡Maravilloso! Pan casero, café y licor fue el menú para pasar una tarde increíble.

Camino a Karajía.

Sarcófagos de Karajía.

Parador para descansar antes de emprender la vuelta.

Camino a Pueblo de los muertos.

Pueblo de los muertos. 

Caverna de Quiocta.

Somos exploradores embarrados.
Molino de Don Cesáreo.
Fuimos con Roxi hasta Chachapoyas para pasar el fin de semana. Nos hicieron un reportaje en  Radio Victoria, la radio local, y salimos por unos tragos. Un poco de diversión, alcohol y a mostrar las habilidades en las pistas de baile. Por suerte no tenemos fotos de la noche, pero sí de la ciudad. Doy fe que son más interesantes.

Calles de Chachapoyas.
Volvimos a Lámud y para agradecer solo un poquito le regalamos a Roxi algunas especialidades de la casa, pizza y flan casero. Entenderán que las hizo Vicky, por si hay que aclararlo. ¡¡¡Que rico el flan con huevos caseros!!!
Pero teníamos un objetivo, y era ir a la selva. Y eso hicimos. Nos despedimos de Lámud pero solo hasta unos días. Iquitos nos espera. Lámud también.

Hasta Luego Lámud.

2 comentarios:

rodrigo dijo...

Demasiado bueno !here

MORISTAR dijo...

Hey chicos, las gallinas siguen poniendo huevos, asi que tiene que regrear para consumirlos :)