jueves, 22 de marzo de 2012

BIENVENIDOS AL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

Después de una excelente estadía en el norte argentino, tomamos la ruta 34 por la provincia de Salta para dirigirnos a Salvador Mazza, donde cruzaríamos a Bolivia. Llegamos a la aduana y con Fede estacionamos el auto y fuimos a hacer todos los trámites correspondientes para cruzar. Había gente por todos lados, niños que se ofrecían para hacer los papeles, filas de personas en ventanillas y pasillos, vendedores ambulantes…un tanto abrumador para estos viajeros todavía pichones. Primer ventanilla de aduana argentina, todos los papeles ok, preguntamos donde seguíamos los trámites y nos indican tres ventanillas más. La siguiente estaba cerrada y había como 10 personas esperando ser atendidas q no paraban de golpear la ventana exigiendo que abran. Con Fede decidimos respetar la fila de personas y esperar mientras llenábamos los formularios. De repente la ventana se abre y toda la gente al mismo tiempo literalmente le arroja al inspector los formularios y documentos personales. Después de la estampida entregamos nosotros nuestra documentación y en cuanto le iba a hacer una pregunta al señor inspector PLAF! Cierra de golpe la ventanilla  y me deja con la pregunta flotando. Ok, “habrá que esperar un poco” le digo a Fede. Luego de un rato, se abre la ventanilla de nuevo y todos se abalanzan para retirar su documentación. Retiramos la nuestra y pregunto al inspector: “y ahora donde tenemos que ir?” (para saber donde seguía nuestro trámite) “a dónde quiere ir señorita????” me dice. “a Bolivia” le contesto. “entonces vaya para Bolivia!” y PLAF! cierra la ventana. Fede me agarra de la mano y me lleva hasta la aduana boliviana porque nos faltaban los trámites para cruzar el auto. “Está cortada la ruta a 5 kilómetros por una protesta, no están dejando pasar a ningún vehículo” nos informan. Con Fede nos mirábamos las caras de preocupación y no sabíamos que hacer. Viajar nos está sacudiendo la cabeza y abriéndola como un coco. Desde este momento entendimos que los tiempos y modos bolivianos son diferentes y solo tenemos que adaptarnos. Como se hizo tarde y no sabíamos si la ruta estaba liberada, decidimos pasar la noche en Yacuiba para seguir camino después hasta Santa Cruz de la Sierra donde nos esperaban. El primer sacudón lo tuvimos cuando nos enteramos que no nos vendían nafta por tener placa extranjera. Algo nos habían dicho pero pensamos que eran leyendas urbanas o cuentos de alguien que no había tenido buenas experiencias en el país. Pero era así, la nafta está subvencionada y es muy barata en Bolivia, a los extranjeros se la venden al triple del precio o no se la venden, más en las ciudades cerca de las fronteras. Como hacer 600 km sin nafta es muy jodido, recorrimos todas las gasolineras habidas y por haber hasta que conseguimos nafta barata. Sorteada la dificultad nos encaminamos para Santa Cruz pensando cómo demonios íbamos a hacer para recorrer la mayor parte de Bolivia con este problema. A medida que avanzamos nos dimos cuenta que no iba a ser el único problema en la ruta. La policía caminera tiene en diferentes tramos del camino puestos de control, los cuales están prolijamente marcados por una soga que atraviesa la ruta a modo de barrera. Primer puesto de control: presentamos papeles. “Son 10 bolivianos” nos dicen. Ok, bueno, pagamos y seguimos. Segundo puesto de control: “son 10 bolivianos”. Ok, pagamos y seguimos. Cuando empiezo a ver los comprobantes que nos daban me doy cuenta  que no tenían importe o tenían un importe menor al que estábamos pagando. Empezamos a sospechar algo (la astucia es nuestro fuerte). Al quinto puesto de control, entrábamos en discusiones y pedíamos explicaciones pero todo era en vano, había que pagarles igual y tampoco queríamos tener problemas con la policía a tan poco tiempo de entrar a Bolivia. "Son mendigos uniformados!!!!" me dice Fede. El mal humor y la indignación que había dentro del Fusca se sentían en el ambiente. “No sé si tengo tantas ganas de quedarme en Bolivia” le digo, y algo de eso le pasaba  también a él. Pero vamos a ver que vientos soplan en Santa Cruz y cómo sigue nuestra estadía.
En Santa Cruz nos contactamos vía internet con Joshuá quien nos iba a recibir en su casa. Llegamos, y obviamente empezamos a hablar del viaje. Conocimos amigos, familiares y enseguida organizamos cenar unas pizzas. Joshua no quiso que armáramos la carpa en el patio de su casa y enseguida nos acomodó en el living. Al otro día nos fuimos a recorrer la ciudad en transporte público. La ciudad es enorme y hay mucho transito. Desayunamos en la plaza y recorrimos los mercados.

Plaza principal.
El clima no nos acompañó durante este fin de semana, pero Joshua nos llevó a recorrer en auto los alrededores, a probar los platos típicos del lugar, nos dio clases de historia boliviana y por las noches vimos películas varias, entre ellas “Quién mató a la llamita blanca”, recomendable para los que quieren conocer algo de Bolivia y cine boliviano.
Con Joshuá y Mylena.
Comimos, comimos y comimos.

Agradecemos enooooooorrrme a los chicos que nos recibieron y nos atendieron como reyes!!! Mientras, tenemos que seguir camino, y nuestro destino es Valle Grande. El camino es largo, varias partes no están asfaltadas, y encima llueve a cántaros, lo que ahoga nuestras intenciones de pasar por Samaipata y conocer las ruinas del lugar. Una vez en valle grande, buscamos alojamiento y al otro dia nos dedicamos a visitar los lugares obligados del pueblo: primero fuimos a La Higuera, en donde se encuentra la escuelita donde asesinaron al Ché y donde el pueblo homenajea al revolucionario en cada rincón que se mire. De vuelta en Valle Grande, fuimos al Hospital donde se encuentra la lavandería.
La Higuera.

Escuelita.

Lavanderìa.

Nuestro paso por Valle fue breve pero muy motivador. Al fin conocimos uno de los lugares que mas ansiábamos visitar en Bolivia. Al otro dia seguimos para Cochabamba, camino complicado si los hay y primera rebelión del Fusca en plenas alturas cochabambinas. (muchos aires revolucionarios para nuestro móvil). Nos llevó todo el día avanzar poco menos de 100 kilómetros.de repente el Fusca no pudo subir más. No tenia fuerza y durante una hora tratamos diferentes alternativas: que no le debe llegar suficiente oxígeno, probemos con el capot abierto…nada. Probemos sin filtro de aire…nada. Probemos empujando…nada. De repente Fede se ilumina y no sé que toca del distribuidor…y arranca!!!!!. Una vez llegados al pueblo más cercano, comimos, dormimos en el auto y nos propusimos llegar a Cochabamba ese día para festejar mi cumple. Amanecí con 31 años.

2 comentarios:

Zurdo dijo...

Feliz cumpleaños!!

gaston dijo...

ver el pantalon de anifutubol-martin coronado en el lugar donde mataron al jesus del siglo 20 me lleno de emocion felicitacion capitan