LIMITES

¿Quién alguna vez en su vida no quiso sobrepasar un límite? Apenas te dicen NO inmediatamente corre por dentro un torrente de intriga, adrenalina e incertidumbre que, dependiendo del actor de turno, se transformará en rebeldía o en una eterna promesa a cumplir. Pero cuando lo hacemos y confirmamos lo que intuíamos, cada letra de la palabra éxtasis toma real dimensión. Eso es lo que sentí al iniciar el viaje, rebelándome no se aún a que, y eso es lo que siento al cruzar la primer frontera del viaje.

Chile y nuestros prejuicios están al otro lado del Paso Cardenal Samoré, que une Villa La Angostura con el Parque Nacional Puyehue. Si decimos Puyehue decimos volcán e inmediatamente decimos cenizas, y el paso de estas se hacen ver inmediatamente. El paisaje es triste y desolador, montañas acopiadas al costado del camino esperando un cerebro iluminado que decida el mejor destino, no hacen más que ocultar los distintos tonos de verdes que seguramente resurgirán como el Ave Fénix.

Pero, aunque las cenizas lo hacen toser un poco, Fusca sigue a paso lento y supera la frontera. Papeles por acá, un poco más por allá y listo, Chile bajo sus cauchos. La naturaleza aparece nuevamente, dejamos atrás el volcán y el sur de este extenso país nos espera.

Puyehue

Recomendado por el Chato, Frutillar es nuestro próximo destino y las preguntas nos brotan solas ¿Cómo es la ciudad? ¿Dónde dormimos y nos bañamos? ¿Podemos hacer feria? Preguntas que se responden de una sola manera… llegando.

Chichipio Wilson en carreteras chilenas.